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domingo, 4 de enero de 2009

EDITORIAL DE RODRIGO LUSSICH PARA MINUTOUNO.COM

El rating de la temporada teatral tiene demasiada gente nerviosa: dejen de llorar, señores

Como si se tratara de un complot, la paranoia mediática del verano tiene como nunca diversos exponentes del "me están haciendo una campaña...", como caballito de batalla para explicar las cifras de taquilla de una temporada en la que el público no es tanto como se esperaba en las plazas de veraneo, Mar del Plata y Villa Carlos Paz.
Público hay, para empezar. No en todos los espectáculos: no hay para todos. Hoy un gran éxito en La Feliz sueña con terminar una temporada con sesenta mil espectadores, lejos de los cien mil de años anteriores. Que es la peor temporada en diez años, que las entradas están carísimas, que han invertido fortunas... Todo cierto, pero ¿no estaría bueno que dejen de llorar?
Muchos empresarios y sus artistas ven fantasmas ya no entre bambalinas, como en el clásico folclore teatral que alguna vez bautizaron "Los fantasmas del Roxy"; ahora ven sombras malignas por doquier para "perjudicar" compañías. Para justificar que hay menos gente, y que el precio de las entradas es caro para la mayoría de los veraneantes; que de todos modos eligen el teatro pero no pueden -como años anteriores- ir a más de una o a lo sumo, dos obras por vacaciones.


Ahora bien: con entradas promedio a 100 pesos, y salas de entre 800 y hasta mil localidades, que en muchos casos se llenan en dos funciones ¿van a fundirse los empresarios y productores de teatro aunque bajen -en promedio- un 20% la cantidad de espectadores con respecto al verano pasado? No parece; quien tenga a mano una calculadora, saque cuentas y verá que la cosa no es taaan espantosa, entonces.
Vale ver las colas de cientos de metros en los espectáculos de Carmen Barbieri, Nito Artaza y Guillermo Francella en Mar del Plata; las excelentes cifras de Florencia de la Ve, Moria Casán y la Revista Latina en Carlos Paz.
Entonces ¿por qué tanto nervio, tanta especulación, tanta discusión?
Un día, en la televisión, el rating pasó a ser el tema de conversación del hombre común que en su charla cotidiana plantea "¿cuánto midió ayer Tinelli?". Ahora habrá que preguntarse si las cifras del teatro serán temas de debate a la hora de la cena en la casa de todos nosotros. ¿No debería ser tema estricto del medio teatral y sus integrantes, exclusivamente, ese asunto tan particular?

La crisis existe para todos. Gente que se queda sin laburo, comerciantes que venden menos, suspensiones, precios que aumentan por doquier y el miedo a que todo empeore. El teatro no está exento y sufre las consecuencias, pero la plata se cuenta constante y sonante en los borderó de cada jornada; por eso menos llanto y más a ponerse en el lugar de la gente; menos paranoia y más laburo. El público le sigue diciendo que sí a sus más queridos artistas, el show debe continuar, el sol no sale para todos. Pero guarden los pañuelos, que ésto no es la CIA, es sólo farándula.

MINUTOUNO.COM

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